Arte sin techo

Mientras apenas media ciudad decidía el futuro político y un cuarto de la misma planchaba la oreja, nuestros coleguitas Arturo y Jesús montaban un tenderete en el Mercado de Arte de la céntrica Plaza del Museo de Bellas Artes.

Estos dos muchachos, vividores de la imagen, uno de la audiovisual y el otro, de la digital corportativa, son además grandes aficionados a la fotografía artística. Vamos, que lo llevan en las venas. Un buen día decidieron juntar el resultado de sus experiencias visuales, rescatarlas de las carpetas del pc y darle vida en forma de papel.

Y allí estaban el domingo compartiendo con los transeúntes fragmentos de vida: paseos en vespa por Roma, baños improvisados en el Malecón habanero, un tranvía fugaz en Lisboa o la tarde agonizando desde un puente en Varsovia. Tampoco faltó el costumbrismo en meriendas typical spanish con una buena Cruzcampo después del bocata o el café en tazas de barro de las alpujarras. Y ya puestos, por qué no adelantarse y presentar la Giralda desde la óptica de los usuarios del metro o la mirada implacable de las estatuas de la Plaza Nueva.

En este primer día, mucho curioso, algún indeciso, cervecitas, amigos espontáneos, calor, músicos que amenizan la horas, risas, intercambio de historias... Poco lucro, sí, pero una satisfacción enorme y sobre todo, vida en el cuerpo. El arte no debe estar nunca encerrado, hay que dejarlo al aire, sin techo.