lunes, 18 de junio de 2007

RECTIFICAR ES DE SABIOS


¡Cómo me quedé! Me sigo bajando de este barco aunque compita en la copa América.... pero menos. Recientemente he usado este medio para desahogarme y contaros mis penurias laborales, así que ahora y a modo de rectificación os comentaré mis alegrías: Voy a contar con el mismo personal que el año pasado. Ya sé que quizás a vosotros no os diga mucho pero a mi sí. El verano, ese tiempo de relax y disfrute para muchos también puede serlo para todos los compañeros de la oficina.
Bueno, y como de lo que aquí se trata es de que todo el mundo participe y colabore. ¡Ea! ahí va mi granito de arena....(de una playa onubense por supuesto). Venga hombre, comentad, decid, cotillead, aunque sólo sea para saber que estáis vivos.......

3 comentarios:

Waylon Doe dijo...

Me alegro, Montes. A tan solo tres días del verano tus peores pesadillas parecen desvanecerse como la espesa bocanada de humo que, Graham Sleiter, Marshall de Tacoma Spring, exhaló suavemente frente al ventilador que ocupaba toda la esquina de la mesa de su despacho, mientras releia el informe que el ayudante Bob Sparks acababa de dejarle sobre una abultada pila de grises carpetas.

Carlos PdA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carlos PdA dijo...

-No puede ser... -dijo en voz alta- ¡Bob! ¡Eh, Bob! ¿Qué coño significa esto?
- Lo que ve, jefe. Yo tampoco lo creía, pero ahí está.
- Maldita sea, Bob, sabes tan bien como yo que a este condenado hijo de perra lo empapelamos hace ya un año, y que anda pudriéndose en alguna ratonera de uno de esos puñeteros estados rectangulares del medio oeste... nunca sé cómo se llaman.
- Pues ahora parece que el malo no era tan malo. Lo han soltado, y viene hacia aquí.
Se quedaron un rato en silencio. Sus pensamientos volvieron a aquella tarde de junio en la que John Scottfield, conocido como "Maldito John" era detenido por el asesinato de su mujer.
Graham Sleiter se rehizo, puso los pies en el suelo y se incorporó. La camisa, empapada por el sudor, se le quedaba pequeña.
- ¿Crees que alguien puede haber averiguado que el arma no era realmente suya?
- ¿De qué otro modo podrían haberle soltado? La cara de Bob Sparks no dejaba dudas sobre su estado de ánimo; estaba aterrorizado.