miércoles, 19 de septiembre de 2007

Deprefusión

Hoy y gracias a una buena jaulera he conocido el nuevo término acuñado de esta forma. ¡Hola! ¡Qué tal! Pues bien, aquí adaptándome a la nueva situación y luchando contra el síndrome postvacacional. Claro, claro, tú lo que tienes es deprefusión…. risas….. Oye perdonadme pero no he podido llamaros antes. Y ya sé que ahora a las tres en la calle estés… (otra frase bastante relacionada)

Es verdad, no hay mejor calificativo. Como si del diccionario de Coll saliese este “palabro” define nuestra nueva situación. Situación de estrés y ansiedad que viven la mayoría de los empleados de la nueva Entidad resultante de la fusión de las antiguas cajas de ahorro con sede en Sevilla. Antónimos: fusilusión, trepafusión y guardasillón. Seguro que existen algunos más, pero de momento no los reconoce la Real Academia de La Jaula.


Soy de los que pienso como algunos de vosotros que ahora toca mirar adelante y adaptarse a la nueva situación…. pero ¡coño! es tan difícil…. Se dan al menos varias incidencias cada día que se encargan de recordarme que ya somos otros. No quiero enviar ningún mensaje pesimista, todo lo contrario. Cuando comparamos nuestro “problema” con otros más graves se reducen a su verdadera dimensión.

En este sentido he visto recientemente en la caja tonta al menos tres ejemplos magistrales de verdadera superación. Los tres tienen limitada su vida a una silla de ruedas y sin embargo todos ellos viven su ¿discapacidad? con una enorme actitud positiva.

El primero de ellos y a través de un monólogo demostraba que la capacidad de reírse de sus situaciones es perfectamente compatible con el respeto. El primer monologista que conozco en silla de ruedas.

La segunda protagonista era una mujer que después de un desgraciado accidente de tráfico busca integrarse como una más con su amigo y a posteriori pareja, hasta tal punto que llega a competir para el campeonato nacional de ski para discapacitados. Vivía con ilusión cada momento. Desde el accidente era como nacer de nuevo. Su mejor amiga que viajaba con ella falleció en el acto.

El tercero se presentaba como un reportero alternativo de nuestro canal autonómico en un programa de humor. Quizás lo sentí más próximo por su acento, por su original actitud. Defendía vivir con alegría, desvestir de la estricta seriedad con la que a menudo se trata el tema de la discapacidad. Parecía decir, ¡joé! que nosotros también nos reímos.


Me quedo con su mejor frase: “Los cipreses no somos tristes…., pero ¡coño! nos plantáis en unos sitios queeeeee………”

4 comentarios:

Anónimo dijo...

JAJAJAJA¡¡¡ Bienvenidos todos a la Deprefusión. Desde luego el término lo dice todo: tema serio, que nos jode......pero todo desde el punto de vista jaulero.

Montes, así da gusto¡

RRock dijo...

Qué alegría.. una nueva entrada!!. ya era hora...Y además, de las buenas...

Decirte que te entiendo aunque quizás no tenga los mismos problemas que tú en la oficina. Pero bueno, hay que ver el cambio como algo positivo a largo plazo, aunque esta fase tan perruna no nos la quita nadie.

Un día nos reiremos...seguro. Ya lo estamos haciendo. ¿No?

Carlos PdA dijo...

Buscando por aquí y por allá un poco de inspiración, me he topado con un pensamiento atribuido a Confucio que dice así:

"¿Me preguntas por qué compro arroz y flores? Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir."

Digo yo que en mi caso compro arroz marca "Cajasol" y flores marca "La Jaula"

Igual resulta un poco blando, pero es lo que pienso. Para una vez que pienso...

cleverdyc dijo...

Buenísima la frase del ciprés...

Que no decaiga...